Catalogo Académico 2016-2017

Declaración de Fe

Como un ministerio de la Iglesia de Dios (Séptimo Día), LifeSpring School of Ministry se basa en las siguientes creencias:

1. La Santa Biblia

La Biblia, que consiste del Antiguo y del Nuevo Testamento, es la Palabra inspirada por Dios. Inerrante en su escrito original, la Biblia es la única autorizada e infalible regla de fe y de conducta para la humanidad.

2. La Deidad

La Deidad Soberana del universo es Dios Todopoderoso, quien debe ser adorado en espíritu y en verdad.  Él es eterno, infinito, santo, Espíritu existente en sí mismo, que creó, sostiene, reina, redime y juzga a su creación. Él es uno en naturaleza, esencia y ser. Dios es revelado, en las Escrituras, como Padre e Hijo.

Dios el Padre

Dios el Padre, de quien provienen todas las cosas, a quien nadie ha visto ni puede ver, reina en los cielos y transciende todo nuestro entendimiento. Él es revelado como nuestro amoroso Padre Celestial por medio de su Hijo, el Señor Jesucristo. Finalmente, Dios el Padre restaurará la perfecta armonía a toda la creación a través de Cristo y reinará eternamente sobre los redimidos.

Jesús el Hijo

Jesucristo es el unigénito Hijo de Dios. Engendrado, no creado, Él comparte la naturaleza, nombres y atributos de Dios con el Padre. Como Hijo, no Padre, Jesús está subordinado al Padre en rango. Desde la eternidad, el Hijo estaba con el Padre y compartió su gloria como el Verbo pre-encarnado y con Él creó y sustenta todas las cosas. Jesús el Cristo (Mesías) nació de la virgen María por el poder del Espíritu Santo, uniendo así las dos naturalezas – humana y divina. Jesús vivió sin pecado, murió como sacrificio expiatorio  por el pecado, estuvo en la tumba tres días y noches enteras, resucitó corporalmente y ascendió a su Padre donde sirve como mediador y sumo sacerdote. Él reina en el cielo como Señor  y regresará a la tierra como Juez y Rey. Ahora, agrada al Padre que el Hijo sea preeminente en todas las cosas y reciba nuestra adoración.

El Espíritu Santo

El Espíritu Santo es el consolador divino prometido que procede del Padre y del Hijo. El Espíritu es la presencia y poder de Dios en el mundo que habita en los creyentes. Por medio del Espíritu Santo, Dios inspiró e ilumina las Escrituras; condena y regenera a los pecadores; santifica; instruye, consuela, guía y mantiene a los creyentes, habilitándolos para el servicio.  En la vida del creyente el Espíritu Santo es evidente mediante la fe en Cristo, la obediencia a Dios y el  fruto espiritual del amor.

3. Hombre, Satanás, Pecado y Muerte

La humanidad fue creada a la imagen de Dios, sin pecado, aunque no naturalmente inmortal.  A través de la desobediencia de Adán y Eva, toda la humanidad  se convirtió en pecadora por naturaleza y por elección. La paga de nuestro pecado es la separación de Dios, la muerte física (inconsciente) y finalmente, la muerte eterna para aquellos que no reciben la salvación ofrecida por Cristo.  Fue Satanás, el adversario de Dios, quien tentó a nuestros primeros padres en el jardín. El diablo aún puede transformarse en un ángel de luz, pero finalmente será destruido en el lago de fuego.

4. El Hombre, la Salvación y la Vida

La humanidad pecadora puede salvarse de la pena de muerte eterna y recibir la vida eterna, únicamente por la gracia de Dios a través de la fe en Jesucristo, aparte del mérito humano, obras o ceremonias.  La expiación de pecados, con su promesa correspondiente de la vida eterna, viene a través de la muerte y resurrección de Cristo por nosotros y se recibe como experiencia humana por la fe y el arrepentimiento.

5. La Iglesia

La iglesia de Dios en las Escrituras es un cuerpo espiritual de creyentes quienes mantienen la fe de Jesús y guardan los mandamientos de Dios. Bajo el Señorío de Cristo y la autoridad de su Palabra, la iglesia existe universal y localmente para propósitos de la adoración a Dios, la predicación del evangelio, la instrucción de los creyentes y el servicio a la humanidad. Los cristianos debemos participar en la misión de la iglesia por medio del servicio a los demás y la comunión con los creyentes.

6. Ordenanzas Cristianas

Cristo estableció dos ordenanzas que confirman la fe en Él: 1) El bautismo, precedido de una confesión de fe en Cristo y arrepentimiento, que simboliza la unión inicial del creyente con Cristo al dar muerte a los pecados enterrándolos (por inmersión) en el agua y levantándose a una vida nueva; y 2) La Cena del Señor, una conmemoración anual de la muerte de Cristo, en la cual los creyentes comen del pan y beben de la copa – símbolos de su cuerpo y su sangre.  Extendemos caridad hacia aquellos que observan la comunión en otros días.  Este servicio de comunión demuestra a su vez la comunión con nuestro Salvador hasta que Él venga.  Esto se acompaña del lavatorio de pies.

7. Los Diez Mandamientos

Los Diez Mandamientos se conocían y se obedecían por personas fieles antes que la ley fuese dada en el Sinaí. Después de ser incorporados al nuevo pacto con el ejemplo y enseñanza de Cristo, constituyen el código básico moral para toda la humanidad y son obedecidos para demostrar el amor del creyente hacia Dios y hacia su prójimo.

8. El Sábado

El séptimo día, sábado, es el regalo de Dios para la humanidad desde la creación, lo escribió en los Diez Mandamientos con su dedo. Jesús lo guardó y lo enseñó y la iglesia apostólica lo observó. Un memorial tanto de la creación como de la redención, los creyentes deben ahora fielmente celebrar el sábado como día de reposo, adoración y buenas obras.

9. Matrimonio

El matrimonio es una institución de Dios y es una unión para toda la vida exclusiva entre un hombre y una mujer con el propósito de perpetuar la humanidad y enriquecer su experiencia humana.  Reflejando el vínculo entre Cristo y su iglesia, el matrimonio se puede dar por terminado solamente por  inmoralidad sexual.  Así como el sábado, el matrimonio se remonta a la semana de la creación, está apegado a la ley moral, es reformado en las enseñanzas de Cristo y encuentra significado final en Su venida.

10. Vida Cristiana

Los cristianos son llamados a la santidad en pensamiento, palabra y hechos, a expresar su fe en Cristo a través de la devoción a Dios y a través de una santa interacción con otros.  Como resultado – no como causa –  de la redención los creyentes deben: 1) desarrollar una relación con Dios a través de la lectura y estudio de la Biblia, la oración, el ayuno, la adoración y  la obediencia; 2) aliviar las necesidades físicas y espirituales de la humanidad a través de la compasión, el servicio social y la testificación del evangelio; 3) oponerse al orgullo, la envidia, la pereza, la concupiscencia, la codicia y a otros males en el espíritu; 4) rehusar los entretenimientos y prácticas inmorales en la carne, tales como la pornografía, la inmoralidad sexual y la homosexualidad; y 5) observar estos principios bíblicos: diezmar y ofrendar de buena voluntad para el respaldo de la iglesia y su ministerio del evangelio; comer solamente las carnes descritas en la Biblia como  «limpias»; considerar su participación en guerras físicas como contrario al llamado humanitario del cristiano; evitar mezclar el cristianismo con prácticas extra-bíblicas, como: la observancia común del domingo, la Navidad, la Pascua, la Cuaresma y la Víspera de los Santos (Halloween).

11. Profecía

La profecía bíblica preserva y fortalece la esperanza del creyente por la Segunda Venida.  Identifica las tendencias y eventos religiosos, sociales y políticos, incluyendo el renacimiento de la nación de Israel, el cual señala al regreso inminente de Cristo y el establecimiento eventual del reino eternal de Dios en la tierra.

12. El Reino de Dios

El reino de Dios (reino celestial) se realiza en tres fases:

El Reino Presente

El reino espiritual de la gracia existe ahora mientras que Dios reina en la vida de los creyentes obedientes. Este reino fue anunciado y revelado a través de los profetas y del ministerio de nuestro Señor Jesucristo. Nosotros entramos en este reino cuando dejamos el pecado para servir a Dios a través de la fe en Jesucristo.

El Reino Milenial de Cristo

Jesús regresará a la tierra con poder y gloria para resucitar a los justos muertos, otorgar inmortalidad y vida eterna a los resucitados y a los justos vivos, vengar a los santos y ser glorificado en ellos. Su reino terrenal de mil años será un reino universal en el cual todos los principados, poderes y enemigos serán vencidos.  Al final, los impíos serán resucitados para sufrir aniquilación en el juicio del gran trono blanco.

El Reino Eternal de Dios

El reino eternal de Dios comenzará cuando Jesucristo, habiendo puesto a todos los enemigos bajo sus pies, entregue el reino al Padre.  Dios vivirá con los redimidos en un nuevo cielo y una nueva tierra en donde no podrán entrar disgustos, profanaciones o muerte y en donde la justicia y la paz prevalecerán para siempre.